Sigo con pertinaz frecuencia las opiniones de los editorialistas de los principales diarios del país: Reforma, El Universal y Excélsior. Esta vez quiero girar alrededor de una página editorial de Reforma por artículos escritos el 15 de noviembre de 2014 por René Delgado, Jorge Ramos Ávalos y Jorge Volpi. Asiento que soy fiel seguidor y admirador de estos talentos. Aunque no siempre esté de acuerdo con sus puntos de vista.
Estos autores manifiestan lo que hoy es motivo de angustia de todos los mexicanos, aún de los insensatos que no se afligen. Ya se afligirán…tarde o temprano.
René nos acicala el ánimo con la controversia, pero nos aporta propuestas. La básica es pasar del reclamo a la acción concreta. Primero nos hace sentir la gravedad de la falta de liderazgo y de organización de los sectores activos de la sociedad. Nos hace ver cómo la miopía y el ánimo pusilánime de la élite política están rindiendo la plaza a los violentos. Es la hora de evitar que la energía social se desvanezca en rabia y la élite política se refugie en el tiempo y en el olvido.
Habría que agregar la exclusiva preocupación de la élite política por pelear partidas cada vez mayores del presupuesto de 4.8 billones de pesos para sus intereses partidarios. Sólo tienen una prioridad en el horizonte: ganar las elecciones de medio término en 2015. Y ¡aguas! Allí viene Morena con estrategias que le están dando frutos: resquebrajar al PRD para ocupar su lugar protagónico a nombre de la izquierda.
René nos propone la creación de una Comisión de Seguimiento y Vigilancia integrada por 12 notables mexicanos. Su lista es inobjetable, todos los ciudadanos los respetamos.
René propone que el Presidente devuelva la “casa blanca” a su legítimo propietario y éste quede vetado de participar en licitaciones el resto del sexenio.
René propone crear un gabinete de emergencia con “verdaderos Secretarios de Estado”. Propone también que el INE determine los municipios donde reina el crimen organizado y les sean negados los derechos políticos para participar en las próximas elecciones.
René nos propone que el Poder Legislativo anule los fondos para los partidos en aquellas regiones donde el crimen organizado es dominante y que reduzcan el número de legisladores para hacer más económica su gestión. Sugiere decisiones relacionadas con el Poder Judicial, etc.
En fin, son muy interesantes las propuestas de René Delgado, pero… En ese mismo tenor, Jorge Ramos nos hace reflexionar acerca de un síndrome que los psicólogos llaman “indefensión aprendida” y que él rebautiza como “desesperanza aprendida” y afirma “quiero creer que, después de tantos abusos, hemos aprendido a no dejarnos más”.
Me parece ingenua esta afirmación, más bien habría que afirmar que después de tantos abusos, un buen líder de oposición con su retorcida retórica puede inflamar los sueños y aspiraciones de muchas personas, especialmente cuando se les promete, irrealmente, lo que todos queremos: erradicar la corrupción, terminar con la inseguridad, que la economía crezca, bajar las tarifas eléctricas y del gas, que los salarios aumenten, etc.
Esta situación que se aprecia caótica es una gran oportunidad para líderes (o sólo un líder) de la oposición que pueden manipular a su antojo grupos embozados que se dejan comprar con facilidad para armar borlotes y realizar actos de violencia, mientras quien se oculta detrás de ellos usa el lenguaje hipócrita de la no violencia y la honradez.
Vayamos con Jorge Volpi quien nos hace ver que el “político más poderoso del mundo”, ascendido con un voto abrumador y una aceptación popular del 70% no pudo echar a andar sus políticas planteadas.
Obama pierde las elecciones de medio término y ahora tendrá que enfrentar a dos líderes de oposición: en la Cámara de los representantes y en la Cámara de Senadores. Sólo le queda echar por delante su resto: aprobar sus medidas aunque el voto en ambas cámaras le sea adverso. Es una jugada sumamente arriesgada.
Volpi nos dice “si ni siquiera un hombre joven e inteligente como Obama, con una agenda progresista y un obvio talento político, pudo abrirse camino en los entresijos de Washington es porque la mayor potencia del mundo sufre de una severa crisis institucional”.
Juntemos los dos puntos de vista y comencemos a preocuparnos si no estamos metidos, también en una crisis institucional difícil de resolver. Para que un líder logre sacar adelante sus propuestas necesita un apoyo mayoritario, pero no solamente en las Cámaras o con los partidos políticos. El Presidente Peña Nieto fue muy hábil en su primer año de gobierno al cristalizar el “Pacto por México”.
Pero el auténtico liderazgo consiste en gobernar, es decir, “ejercer la dirección, la administración y el control de un Estado, ciudad o colectividad”. Otra acepción del diccionario es: “guiar el comportamiento de una persona o influir mucho sobre ella” (debería decir sobre “ellos”).
Desde nuestro punto de vista el liderazgo auténtico consta de dos pilares básicos e inobjetables:
- Una clara y bien definida partitura organizacional, y
- La armonía organizacional que logra una ejecución exacta de la partitura.
El actual gobierno de la República exhibió una enorme habilidad en el primero de los pilares. Logró un reconocimiento nacional e internacional, revistas de prestigio lo bautizaron como el “mexican moment”. Sin embargo, eso no basta. Una cosa es cambiar el “status quo” en el papel y otra en la realidad. No se vale ser un medio líder auténtico.
Ejemplos como los de Margaret Thatcher que enfrentó revueltas y posibles derrocamientos no abundan, sin embargo, sometió a los inconformes con su política y logró que se implantaran. Ahora, el juicio de la historia le es favorable: cambió a la Gran Bretaña. Aunque perdió la última de las elecciones en que participó y tuvo que abandonar el puesto, después de diez años.
A Mihail Gorvachov también le costó el puesto realizar los cambios, su Gladsnot y su Pereztroika, salieron adelante y cambiaron a la URSS.
Pareciera que hay un riesgo inherente en llevar a cabo restructuraciones drásticas del poder. Por ello, en México, hemos instituido como paradigma el “no hacer olas” y nadie quiere pagar ese precio, resultado, caemos en la inactividad oficial y en el acrecentamiento de los violentos, no hay quien los detenga.
Y esto a nosotros ¿qué? Bueno, además de la sensibilidad que debemos tener por los asuntos públicos, nos sirve de mensaje: todo líder debe asegurar la solidez de sus dos pilares, uno no basta. ¿Cuáles son los resultados obtenidos? Esto es lo que cuenta.
En una organización es frecuente observar que algo está fallando, síntomas que son fáciles de advertir. Las quejas de los clientes. Los costos fuera de control. La pérdida de clientes. La operación sin rentabilidad. La elevada rotación de personal. La pérdida de personal de talento. El robo hormiga. Fugas de información. Las adquisiciones a precios superiores al mercado, etc.
Un líder auténtico puede cambiar las reglas, ponerlas por escrito, pero no basta. La ejecución acorde con las nuevas reglas es la que hará la diferencia. Si ejerce su liderazgo lanzándose a la ejecución, sin antes poner las reglas por escrito, acaba actuando por ocurrencias y pierde el respeto de sus colaboradores.
Hay veces en que no se hacen los cambios porque alguien en la organización maneja un coto de poder y cambiarlo(a) es arriesgarse a grandes conflictos. Se pierde la tranquilidad. Se descubre que la delegación era en realidad relegación. Hay que despertar y volver a plantear las cosas desde su origen, meter orden, regir, gobernar.
En consecuencia, un líder auténtico no se limita a la retórica, ni a la acción audaz, toma conciencia de la importancia de establecer con mucha claridad lo que ha de lograrse y los medios para hacerlo realidad, incorporando al movimiento a sus colaboradores, no solo a los cercanos, a todos.
¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!
QUE LA FUERZA DE TU INSPIRACIÓN IMPULSE TUS PROYECTOS
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Alfredo Esponda Espinosa
alfredo-esponda@cencadedigital.com