Y-la-Calidad

En la década de los ochenta hubo un furor por los programas de calidad. Proliferaron los programas con especial énfasis en las grandes armadoras.  En Ford el Q1, en General Motors el Full Approval, en Chrysler el Pentastar, y así en muchas industrias.

En abril de 1981 fui enviado a tomar un curso sobre calidad total  en Chicago con el Padre del Movimiento Internacional de la  Calidad, el Dr. William Edwards Deming. Recuerdo que vine cargado de documentos y experiencias directas. El despacho organizador del evento, ubicado en la icónica Torre Sears, nos proporcionó mucho material de sus casos de éxito.

El disparador de este movimiento fue un documental trasmitido por la NBC que se intitulaba “si los japoneses pueden, ¿por qué nosotros no?” Eran momentos angustiosos para la economía estadounidense. El público norteamericano tenía fiebre por consumir productos japoneses. Lee Iacocca, el Presidente de la Chrysler, lanzó un reclamo al consumidor estadounidense por preferir los productos importados y les preguntaba:

¿QUÉ NO SE DAN CUENTA QUE ESTÁN SACRIFICANDO PUESTOS DE TRABAJO?

La prensa hizo eco al clamor de los consumidores:

NO ESTAMOS PELEADOS CON NUESTRO DINERO, SÓLO QUEREMOS BUENOS PRODUCTOS A MEJOR PRECIO.

De alguna manera, ese documental trasmitido en toda la Unión Americana en diciembre de 1980  caló profundo en la conciencia de los productores americanos y comenzó una era intensa de aplicación de los modelos de calidad, en todas las ramas industriales, unas pioneras y otras rezagadas, pero todas acabaron implantando programas de calidad.

En 1987 nos llegó de Europa el movimiento por la Certificación de Calidad bajo el Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9000. Retomó una extraordinaria fuerza que originó más de 100 empresas de consultoría en calidad, más de 50 firmas certificadoras y una institución encargada de regularlas.

Con  muy poco tiempo de rezago, estos dos movimientos nos invadieron. Hubo un auge de la calidad, se crearon Congresos, Convenciones y Agrupaciones de Círculos de Calidad, Empresas Consultoras de Sistemas de Gestión, en CENCADE llevamos a la certificación a cerca de 500 sistemas. En el sexenio del Presidente Vicente Fox se creó el INTRAGOB que llevó la certificación obligatoria al sector público, movimiento que fue desbaratado el sexenio siguiente.

¿DÓNDE QUEDÓ TODO ESE FUROR POR LA CALIDAD?

Ya no hace tanto ruido, pero la calidad se quedó. En muchas organizaciones forma parte de su cultura. Algunos dirán que “ya pasó de moda”, pero el pensamiento basado en procesos, la instalación de indicadores (KPI) y la aplicación de algún software de control allí están, como mudos testigos de un movimiento que llegó para quedarse.

Aplicar calidad ya no es una ventaja competitiva, es un imperativo para no rezagarse.  El Dr. Deming decía: “la calidad no es obligatoria, la calidad es como el respirar. Si tú quieres o no respirar es voluntario, nadie te obliga. Lo mismo pasa con la calidad, ¿quieres sobrevivir? Entonces tienes que respirar. ¿Quieres existir en un mercado? Entonces debes tener calidad”.

Desde su origen, las empresas automotrices fueran las pioneras en aplicar métodos e instrumentos de calidad. Hoy, 34 años después, México está cosechando esa convicción de vivir una cultura de calidad. Estamos exportando 400,000 millones de dólares anuales y eso es posible porque nuestros productos llevan incorporados los esfuerzos, los sudores, los talentos y las preocupaciones de hacer las cosas con calidad.

Óscar Albin, presidente de la Industria Nacional de Autopartes, declara que para 2014 hay una expectativa de producción de 3.1 millones de unidades con una meta de 4 millones de vehículos para 2017. Menciona que las estrategias diseñadas tienden a fortalecer el mercado interno, pero la clave está en el ascendente número exportable. Si no hubiera calidad ¿podríamos exportar tantos vehículos?

La confianza depositada en nuestros talentos y en nuestra mano de obra calificada han hecho posible que Nissan, Honda, BMW, Infinity, Mazda, General Motors, Ford, Chrysler, etc. en tan sólo los últimos 4 años han creado 6 nuevas plantas y como agrega Albin: “Cuando creces casi 50 por ciento en un negocio, cualquiera que éste sea, tiene un impacto en todas las áreas alrededor y esto repercutirá en todo el sistema de proveeduría y de la industria nacional…”

En consecuencia, es irreemplazable la puesta en práctica de todos los avances que existen en la cultura, la metodología, la estrategia, las herramientas y la tecnología asociada al logro de una calidad consistente a lo largo del tiempo. No puede dejarse para después. No puede dejarse a la improvisación. No puede permitirse que se tome a la ligera. La calidad en todas sus dimensiones se convierte en el imperativo irrenunciable de todas las empresas, micro, pequeñas, medianas, grandes y todo (con mayor razón) el sector público.

Para los escépticos, una frase: “el costo se olvida pronto, la calidad se recuerda siempre”. Y si no piense  en el último restaurant de nivel al que haya ido, ¿caro verdad?, pero también sabroso y, en el mejor de los casos, inolvidable.

Para quienes piensan que la calidad es muy cara, les pido que prueben la no calidad, esa sale carísima, es incosteable. No podemos permitirnos ignorarla, hay que rescatar los avances en este tema tan apasionante.

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

¡QUE LA FUERZA DE TU INSPIRACIÓN GUÍE TUS PROYECTOS!

 

Alfredo Esponda Espinosa

alfredo-esponda@cencadedigital.com

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