¿Por-qué-no-

En el exitoso Congreso Internacional de Recursos Humanos organizado por la AMEDIRH (Asociación Mexicana de Directores de Recursos Humanos) se presentó Jonas Prising, CEO de Manpower Internacional.

 

Comentó que, “según las encuestas, 24 por ciento de los patrones en México opina que existe fuerza laboral joven, pero sin las habilidades exigidas por el mercado”. Agregó que “aún hay tiempo para formar talento acorde con las necesidades de las empresas”.

 

Prising enfatizó la importancia de aprovechar el bono demográfico, pero es necesario vincular las habilidades que deben desarrollarse en estos jóvenes con los requerimientos de las empresas.

El bono demográfico consiste en que México es un país de jóvenes, con una edad promedio de 26 años, frente a países como España y Japón con promedios de 40 y 45 años, respectivamente.

Lo preocupante es su comentario en el sentido de que la brecha entre la oferta de personas calificadas y los requerimientos de las empresas de alta tecnología como son las industrias aeroespacial, automotriz, minera, química y manufacturera puede satisfacerse con inmigrantes de alta preparación.

 

A Prising no le falta razón. Las empresas de las industrias mencionadas tienen claro que el horizonte competitivo es cada vez más desafiante y por tanto, la capacidad de respuesta tiene que estar a la altura.

 

Corremos el riesgo de que se nos llene de japoneses el Bajío con las nuevas plantas automotrices de ese país, o de canadienses en el parque aeroespacial en Querétaro, y así por el estilo.

 

Sabemos de sobra que el país no crece, que su Producto Interno Bruto (PIB) apenas aumentó el 1.1 % en 2013 y para 2014 no pasará del 2.5 %. Con un crecimiento poblacional del 2 % y un aumento de la inflación cercano al 4 % es evidente que nos empobrecemos más conforme pasa el tiempo.

 

¿DE QUÉ NOS SIRVE SER LA ECONOMÍA MUNDIAL NÚMERO 13?

 

Nuestras ineficiencias múltiples nos colocan en el lugar 52 de competitividad en el ranking mundial y si nos vamos a la productividad aparecemos en el lugar número 61. Esto significa que las exportaciones mexicanas son competitivas porque estamos pagando salarios más bajos para compensar el costo de la baja productividad laboral.

 

En la prensa nos acabamos a los funcionarios públicos por sus políticas deficientes y entorpecedoras de la actividad productiva, pero aquí en corto, y sin decírselo a nadie, habremos de reflexionar que el PIB no es más que la suma de todo lo que producimos los habitantes del territorio nacional. La suma no nos da nada satisfactorio, de modo que la responsabilidad es compartida ¿de acuerdo? Es fácil culpar a otros, pero y…nosotros mismos ¿qué?

 

En este Congreso se mencionaron las acciones de profesionalización de muchas empresas que crean sus universidades corporativas para ofrecer a sus empleados licenciaturas, maestrías y hasta doctorados.

 

A estas mismas empresas yo les pregunto: ¿tienen el crecimiento sostenible para ofrecer ascensos y aumentos de sueldo justos a sus nuevos licenciados, maestros o doctores? O ¿piensan dejarlos en los mismos puestos y con los mismos sueldos? Prepas de medio año, licenciaturas de dos años, maestrías de un año, etc. son una reverenda tomada de pelo y un desperdicio de talento y recursos.

 

Hace algún tiempo supe de un amigo que trabajaba en la hoy Secretaría de Economía. Lo becaron y lo enviaron a Europa cuatro años a cursar un Doctorado en Economía. A su regreso, con su doctorado y el dominio de cuatro idiomas lo colocaron en el mismo puesto de antes y con el sueldo que le correspondía a dicho puesto en ese momento.

 

Con los celos profesionales de sus compañeros de trabajo y el hostigamiento de una jefa envidiosa, que no tenía doctorado y menos el manejo de cuatro idiomas, este amigo se dedicó a buscar trabajo y…por supuesto, se fue de Gerente a una empresa privada.

 

Finalmente, hay que reconocerlo, ganó el país y el personaje beneficiado. La institución en cuestión siguió igual, con su misma burocracia, sus errores de siempre y su estancamiento eterno.

 

He tenido oportunidad de conocer este mercado de manera directa. He participado en la capacitación muchos años y confirmo que todavía no se valora el desarrollo de las personas, se le menciona en todos los discursos, especialmente en la comida de aniversario y en la de fin de año donde al Director General se le llena la boca con el conocido eslogan “la gente es nuestro recurso más valioso”, pero los hechos son más elocuentes que las palabras.

 

Mi experiencia me confirma que lo más indicado es poner énfasis en el análisis de los procesos, establecer los indicadores pertinentes, identificar las competencias directas relacionadas con el proceso, impartir el programa concreto que requiere ese desarrollo y reconocer, con estímulos económicos y no económicos, a quienes con su aprendizaje demuestren que se desempeñan mejor, de forma medible y no subjetiva.

 

Después de diez años de manejar una universidad virtual corporativa con una clara orientación al desarrollo de competencias laborales, cuento con los elementos que me permiten justificar mi punto de vista.

 

Más de 753,000 graduados en casi 500 cursos específicos impartidos en línea, puesto por puesto, en más de 98 empresas con oficinas en distintas localidades, me confirman que este enfoque es superior al de tener un desarrollo profesional engañoso por su deficiencia formativa y la insuficiencia de conocimientos genéricos, abstractos y de aplicación dudosa.

 

Amigo lector, le invito a reflexionar y actuar en consecuencia. Ya basta de culpar al gobierno de la baja productividad y la escasa competitividad nacional. Como decía un caricaturista americano: “hemos descubierto al enemigo, somos nosotros mismos”.

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

¡QUE LA FUERZA DE TU INSPIRACIÓN IMPULSE TUS PROYECTOS!

 

Alfredo Esponda Espinosa
alfredo-esponda@cencadedigital.com

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