Es todo un caso. Sin duda, digno de la mayor admiración. Reconoce su gran error “haber entrado al rubro de las inversiones en negocios minoristas: joyerías, tiendas por departamentos, muebles para el hogar, etc. porque tienen retornos muy débiles, resultado de algunos graves errores que cometí en mi área de asignación de capital. No he sido engañado; simplemente me equivoqué en mi evaluación de las dinámicas económicas de la industria en que operan. Es un gran desafío porque los hábitos de compra y los canales de venta cambian constantemente, lo que dificulta que una empresa construya y mantenga ventajas competitivas. No pueden consolidar fosos económicos para protegerse”.
Estas expresiones revelan a un gran estratega, especialmente, cuando sus inversiones tienen un valor de mercado superior a los 310,000 millones de dólares. Su éxito, suponemos, se debe a su objetividad para reconocer aciertos y errores. Queda claro que sus aciertos superan a sus errores.
Me estoy refiriendo al “Oráculo de Omaha”, Nebraska, el Presidente de la firma de inversiones Berckshire Hathaway, financiero sabio de 83 años de edad, Warren Buffett.
Ahora bien, no trabaja solo, tiene como brazo derecho a otro jovenazo de 86 años de edad, Charles Munger. Ambos son célebres por sus juicios atinados y honestos. Tienen fama de gozar de enorme credibilidad de parte de los inversionistas que les confían sus ahorros. Los rendimientos que pagan son la evidencia de su labor acertada.
Estos jóvenes, en congruencia con su edad, han sido reacios a apostar en negocios de tecnología de información. Lo relevante es que reconocen su desfasamiento. Su gran acierto consiste en apuestas tempranas en empresas que hoy son gigantes, como CocaCola, Walmart, Costco, etc.
Ellos reconocen que tuvieron la oportunidad de invertir en los inicios de Apple y Microsoft, pero no les inspiraban confianza. Hoy lo admiten como otro de sus grandes errores.
Buffett se ha permitido comentar sin ambajes, que “el mejor presidente ejecutivo de Estados Unidos es Jeff Bezos”. Lo califica de “atrozmente inteligente”, además de reconocerlo, le prodiga admiración porque Bezos entendió anticipadamente el comportamiento del mercado minorista, que a su juicio, el cambio tecnológico se está manifestando de manera “sísmica”.
Están estudiando a fondo “la forma en que quiere comprar el consumidor, ya sea comprando en línea y esperando el envío a domicilio o bien retirando sus productos en la tienda de su preferencia”.
Confiesa que la nueva tecnología será “muy disruptiva, el sector minorista, en particular, enfrenta grandes amenazas”. El Internet lo está cambiando todo.
El historial de Warren Buffett es tremendamente impactante. Él es considerado el tercer hombre más rico del mundo. Fue de los primeros en apoyar los esfuerzos filantrópicos de Bill Gates al aportar a la Fundación Melinda y Bill Gates una cantidad respetable de millones de dólares.
Como podemos apreciar en sus declaraciones se proyecta un gran conocedor de la estrategia, aunque tiene un buen olfato para los negocios, sus decisiones las basa en estudios profundos y cuenta con un gran equipo de analistas y profesionistas especializados que le nutren de la información que les permite (a él y a Munger) orientar sus nuevas inversiones.
La gran lección que nos deja Warren Buffett es que, humildemente, acepta que únicamente puede seguir con fidelidad unos cuantos sectores. No se dispersa. Ello le permite un estudio profundo y una comprensión clarividente. La esencia de un buen inversionista está en intuir el comportamiento futuro de un sector y realizar inversiones allí dónde habrá alta rentabilidad, no obstante que en el corto plazo se presenten descalabros de algunas empresas que reflejan pérdidas, pero cuya recuperación está en el horizonte.
Berkshire se distingue porque hace inversiones de largo plazo, no cambia tan rápida y fácilmente de un sector a otro. Por esa razón hay estudios profundos y meticulosos acerca del comportamiento de las empresas y los sectores en que realizan operaciones, su trayectoria de éxitos queda confirmada por las utilidades que han distribuido entre los inversionistas que han confiado en esta notable empresa financiera, dirigida por dos grandes cerebros de las finanzas que, además, se aprecia que actúan con gran honestidad ante sus inversionistas.
Hasta la próxima.
Alfredo Esponda Espinosa
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