Uno de los mayores dramas que vive el individuo es el de la eterna confusión, derivado de la dificultad para entender la realidad y entender la interpretación que hacen de la realidad otros individuos. Surge así, la fuente de los mayores obstáculos a la comunicación.
El origen de esta lamentable desgracia humana es la proliferación de paradigmas. Como dijera Calderón de la Barca: “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”.